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Una de las labores más apasionantes de los seguidores de este mundo del cómic es descubrir todos y cada uno de los certámenes que se celebran en nuestro país (y fuera de él) sobre este, nuestro pequeño-gran arte. Por suerte, son cada vez más las organizaciones, públicas y privadas, que optan por poner en marcha concursos, certámenes o exposiciones sobre comics.
Sin embargo, la proliferación de certámenes por todos los rincones puede llevarnos a que la calidad de los mismos no sea la adecuada y se provoque un efecto contrario al deseado, esto es, que los ciudadanos en general vean al cómic en un contexto más “friki” que artístico. Esto suele ocurrir especialmente en aquellos lugares donde se mezclan los comics con otras “artes” tipo videojuegos, juegos de rol, graffiti-manía, warhammer, etc. ante el miedo de no tener materia suficiente con el mundo del cómic para tener un certamen exitoso. Gran error, pienso.
Es por ello que se agradece sinceramente que haya salones y certámenes sobre comics que se van consolidando año tras año, tienen una tematización adecuada, disponen de un buen programa de actividades, reúnen a buenos dibujantes invitados y, sobre todo, aumentan su calidad.
El certamen “Viñetas desde o Atlántico” ha llegado en este pasado mes de agosto a su undécima edición y no cabe duda de que se ha consolidado como una de las principales citas de nuestro país. Su nacimiento y desarrollo en la ciudad de A Coruña nos ofrece un espacio, espero que por mucho tiempo, donde cada verano acudir a ver lo más novedoso del mercado aderezado por buenas exposiciones y actos paralelos. La afición intensa que el anterior alcalde de esta bonita ciudad, Francisco Vázquez, tiene por el mundo de los comics ha sido un factor decisivo para el crecimiento de este evento.
Pero siempre hay momentos en la vida en que aparece un cruce de caminos y hay que adaptarse a circunstancias nuevas o diferentes. En este caso concreto, se han producido algunos cambios en la organización del certamen que han afectado a la imagen general del mismo. Se han limitado los espacios expositivos, ha desaparecido el kiosco de Alfonso (como sede, claro) y ha habido algunas restricciones en la firma de autógrafos por los autores. Es posible que todo ello sea el peaje obligado por un cambio en el apoyo de la administración local al certamen o incluso que haya diferentes criterios en la organización, no lo sé. Lo que si puedo decir desde estas humildes líneas es que me gustaba más la línea popular (que no populista) que ha mantenido el certamen en sus diez ediciones anteriores, pero si este cambio es prolegómeno de futuros cambios a mejor, bienvenido sea.
Lo que sí es cierto es que una ciudad como A Coruña y una afición al cómic como la que tenemos en este país no pueden prescindir de un evento tan significativo como ha llegado a ser este. Por favor, cuídenlo que el año que viene quiero repetir.
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