Cuaderno de viaje: Estación de Canfranc

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Estación de Canfranc

He pasado por el valle de Canfranc en una decena de ocasiones, camino de Francia o de algún rincón del Pirineo donde perderme. Cuando por fin decidí dedicarle varios días completos a la Estación de Canfranc y sus alrededores, descubrí un destino en sí mismo que justifica cualquier viaje.

Para empezar allí se encuentra la histórica estación de ferrocarril, un edificio imponente inaugurado en 1928 y que la primera impresión que te produce es que está fuera de lugar. Por su arquitectura palacial de estilo francés sería más propio verla rodeada por los palacetes de París, Lyon o Burdeos. Pero es bosque y montaña todo lo que le rodea. Es un edificio de casi 250 metros de longitud con más de 150 puertas y varios cientos más de ventanales que se distribuyen a ambos lados, con vistas a una docena de vías y andenes. Está, en efecto, fuera de su sitio, pero, posiblemente por ese motivo, tiene un efecto hipnótico cuando la admiras en medio de ese valle.

Hay varios temas destacables en este lugar. Por un lado, no dejes de bucear en la historia de la propia estación. Nació con vocación de ser el principal punto de encuentro ferroviario entre España y Francia aunque jamás llegó a tener éxito en ese empeño. Sin embargo, merece la pena conocer la apasionante historia negra que rodea el tráfico de oro y de wolframio que se llevó a cabo durante la segunda guerra mundial en esta estación (el famoso oro de los nazis). Aquí se desarrolló toda una trama de espionaje, contrabando, oscuros intereses internacionales, actuaciones de la resistencia y personajes de novela, aunque muy reales. Podéis ver un pequeño vídeo en el que se cuentan algunas de estas historias haciendo clic aquí.

Detalle de la Estación de CanfrancLa estación ha estado abandonada durante decenas de años pero parece que, por fin, hay un plan para la recuperación del todo el entorno. El edificio de la estación se convertirá en un hotel de lujo, un centro de congresos y diversas dependencias. Además de la renovación de los antiguos hangares y cocheras de la estación, donde habrá un museo sobre.la historia de la estación. También se va a instalar un centro de interpretación del camino francés, así como la nueva estación, ya en funcionamiento desde 2021. Se trata de una renovación integral que convertirá a este lugar en un destino en sí mismo. Durante muchos años la hemos disfrutado por lo que fue, pero ya era hora de que también tenga una utilidad práctica y que, además, ayude en la reactivación económica de todo el valle.

El segundo de los temas a reseñar es que este valle fue pionero en el estudio de las avalanchas de nieve a nivel mundial. Ya en 1910, con motivo de la protección de la plataforma de la nueva estación, en el paraje denominado los Arañones, se construyeron unos novedosos diques vacíos para la contención de los aludes, a la vez que se intervino en las laderas para su prevención. Será por este motivo, entre otros, que en Canfranc se encuentra ALURTE, el centro pirenaico de referencia para los riesgos de montaña (http://www.alurte.es/ ), donde tienen una interesante zona expositiva en la que os explicarán con detalle y de una forma muy entretenida todo lo relativo a los aludes. Muy recomendable.

Y también es necesario destacar el valle en sí mismo. Aparte de la explosión de naturaleza que supone cualquiera de sus laderas, hay muchos vestigios de lo que supuso el papel fronterizo de esta zona durante las guerras del siglo XX. Alrededor de la estación hay más de 2000 búnkeres de la guerra. Parece una exageración, pero no lo es. Varias decenas de ellos son visitables y hay que reconocer que impresionan. Son los búnkeres de la línea «P» (más información aquí). Existe un sendero que parte desde la entrada del pueblo (camino de la central) y que te llevará por toda la ladera, de búnker en búnker, por medio de interminables rutas y senderos a través del bosque. Por cierto, las vistas desde las zonas altas son envidiables.

Lo dicho, la Estación de Canfranc y sus alrededores no solo debes considerarlos como una zona de paso para acercarte a las estaciones de esquí cercanas, sino que justifican un viaje de dos o tres días en los que disfrutarás con visitas y actividades originales. Y si son más días, pues mejor.

Icon comer

Para comer puedo recomendarte dos lugares. En el restaurante Universo, en la misma calle principal, te servirán una buena comida casera a muy buen precio. Si hace buen tiempo merece la pena buscar un hueco en la terraza. Al otro lado de la calle está el restaurante la Borda l’Anglase, para paladares más refinados y bolsillos más llenos. Eso sí, el cordero lechal te puede dejar sin palabras.

Icon dormir

Para dormir recomiendo alquilar uno de los innumerables apartamentos turísticos que hay en la zona. Están pensados especialmente para la temporada de invierno, cuando esta zona se llena de esquiadores, por lo que fuera de esa temporada son baratos y disponen de todas las comodidades, incluida una pequeña cocina que te permite jugar mejor con los tiempos. Ahora bien, si lo que quieres es comodidad, sin duda debes ir al hotel Santa Cristina (https://www.santacristina.es/), a unos pocos kilómetros en dirección a Candanchú. Un hotel precioso, con unas instalaciones muy confortables y en medio de la naturaleza. Los senderos para visitar la zona parten desde el propio hotel.

En breve abrirá el nuevo hotel de lujo ubicado en el edificio histórico de la Estación de Canfranc, que estará operado por la cadena Barceló. Cuando llegue el momento, lo comentaremos.

Icon brújula compass

Canfranc se encuentra junto a la frontera entre España y Francia. Se tardan unos 25 min desde Jaca. Para llegar hay que tomar la E-7 (N-330) hacia la frontera y desviarse a la derecha justo antes del túnel de Somport. El pueblo se encuentra en el inicio de la carretera que lleva a las estaciones de esquí de Astún y Candanchú.


Y, como siempre, si quieres conocer alguna sugerencia más de mi cuaderno de viaje, solo tiene que hacer clic aquí.

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