Cervino, la montaña que se deja dibujar

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Matterhorn / Monte Cervino

Hay montañas que son muy fáciles de dibujar. Te plantas frente a ellas y con apenas dos o tres trazos ya son reconocibles en tu cuaderno de dibujo. Ahí tienes cumbres muy dibujables con nombres míticos como Fujiyama, Kilimanjaro, Torres del Paine, Veleta, Dolomitas, Uluru, Devils Tower. Con independencia de su altura, son picos que atraen la mirada de una forma hipnótica.

Hace unas semanas viajé a Zermatt, en Suiza, el punto de referencia para contemplar, disfrutar y dibujar una de esas montañas icónicas: el Matterhorn o Monte Cervino. Una inmensa mole rocosa que domina desde sus casi 4500 metros de altura todos los valles circundantes, suizos, italianos e incluso franceses. Es la montaña perfecta. Una pirámide de aristas desgarradas que es referencia para los amantes de la montaña y que desgraciadamente se ha cobrado la vida de muchos de ellos.

Zermatt es un pueblo encantador, lleno de vida y que es mucho más que una estación de esquí. Con una población estable de varios miles de personas, la actividad comercial que tiene en cualquier época del año es envidiable para un lugar tan apartado. Por cierto, tan solo se puede llegar en tren. Allí solamente circulan vehículos eléctricos o de tracción animal (léase coches de caballos). El automóvil hay que dejarlo en el pueblo anterior, Täsch, y desde allí coger un tren de cremallera que en unos diez minutos te ubica en el mismo centro de Zermatt.

Nada más llegar te llama la atención su calle principal comercial, Bahnhofstrasse (o lo que es lo mismo: la calle de la estación), llena de tiendas, hoteles, restaurantes y que merece la pena recorrerla varias veces para disfrutar su ambiente. Relojes, chocolates y ropa de montaña son lo que más encontrarás. Más típico de Suiza, imposible.

Además de recorrer todos los rincones y atractivos de los que te hablarán en cualquier página de viajes, recomiendo visitar detenidamente la parte antigua del pueblo, ubicada en su mismo centro. Se trata de varias decenas de casas hechas de madera, originales del siglo XVII, utilizadas por los pastores de aquella época como vivienda, granero y corral. Algunas de ellas todavía están en uso. Un interesante viaje al pasado.

Si lo que quieres es contemplar y deleitarte con la panorámica del Matterhorn, hay varias alternativas. El tren a Gornergrat (3089 m) o la telecabina a Schwarzsee (2583 m) son las más demandadas y las más caras. Personalmente recomiendo subir a Sunnegga (2288 m), una de las mejores vistas posibles de la zona y con la montaña perfecta justo enfrente. Con el día despejado, lo que hay que hacer es sentarse tranquilamente en la enorme terraza del restaurante de montaña que allí se encuentra y dedicarse a la contemplación. Además, deberías hacerlo con un buen vino, algo que picar y la tranquilidad que solo te otorga un momento de este calibre. Respecto al vino, aconsejo probar alguno de la cercana zona vitivinícola de la ribera del Ródano, en esta misma región de Valais. Estuve en el mirador de Sunnegga casi dos horas que me parecieron cinco minutos. ¡Pero qué momentazo! Para llegar a Sunnegga hay un funicular a un precio muy económico que parte desde el centro de Zermatt y que en cinco minutos te lleva directamente hasta el mirador.

Pasear y disfrutar de cada pedacito del paisaje es una asignatura obligatoria en este rincón de los Alpes y así os lo recomiendo. Además, es necesario ir en verano y repetir en invierno pues verás dos paisajes totalmente diferentes, pero a cual más impresionante. Un viaje a Zermatt no te puede dejar indiferente jamás.

Icon comer

En pocos lugares de montaña encontrarás tal cantidad de restaurantes, bistrós o tabernas con tanto encanto. Para todos los gustos y para todos los bolsillos, pero con el denominador común del atractivo de la decoración alpina. Piedra, madera, chimenea y velas son parte de la decoración habitual. Mi recomendación la tengo clara: el Swiss Chalet (https://www.swiss-chalet-zermatt.ch/) es un lugar encantador que tiene todo lo que esperas encontrarte en un restaurante suizo de montaña y donde debes pedirte un menú de fondue de queso (käsefondue). Tuvimos la suerte de que nos atendió una amabilísima portuguesa que mejoró la experiencia notablemente. También nos recomendaron efusivamente el restaurante Du Pont, junto a la iglesia, pero nos faltó tiempo para dar buena cuenta de ello.

Icon dormir

La oferta de hoteles en Zermatt es inmensa y los hay para todos los gustos. Si deseas el tradicional lujo de montaña, tu lugar es sin duda el Grand Hotel Zermatterhof, donde, además, te trasladan a la estación en un elegante coche de caballos. Para los que les gusta algo más cool recomiendo sin dudarlo el Cervo Mountain Boutique Resort, con el único inconveniente de que pilla un poco alejado del centro. Pero si buscas un equilibrio entre calidad y precio tu lugar es el hotel Testa Grigia (https://www.testa-grigia.com/en/), ubicado en la calle principal, con amplias habitaciones y un amable personal que está pendiente de todo lo que necesites. Un lugar genial en el que incluso su director habla perfectamente español y es un enamorado de nuestras costas, del flamenco y de la gente del sur. Para que veas.

Icon brújula compass

Lo mejor para llegar a Zermatt el tomar como referencia los aeropuertos de Ginebra o de Zurich. Ambos tienen estación de tren, que te lleva directamente hasta Zermatt con un único transbordo de 15 min en Visp. El viaje en tren se lleva unas tres horas, pero el paisaje merece la pena, y mucho. Muy aconsejable sacar el Swiss Travel Pass.


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