Cómic vs fake-news

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Cómic vs fake-news

El cómic es un medio generador de conciencia y opinión. El autor crea y el lector interpreta, gestando una opinión propia. Las noticias, sin embargo, son informaciones que no requieren interpretación. Son asumidas como algo cierto. Con esta premisa, las campañas de fake-news tienen un efecto perverso al generar corrientes de opinión en las que no ha existido un filtro (análisis) de la información por parte del propio ciudadano, consiguiendo que su respuesta vaya en un sentido concreto.

En las últimas dos décadas hemos asistido (estamos asistiendo) a toda una revolución basada en la introducción y cotidianización de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Es algo que afecta a todos los ámbitos de la sociedad. Sin apenas excepción.

Cada minuto se registran en Internet 70 nuevos dominios, se suben a Youtube más de 100 horas de vídeo; se generan 800 páginas web; se escriben 50.000 entradas en Facebook o se escriben 300.000 tuits. Es una auténtica universalización de la información.

Paradójicamente, cada vez tenemos más dificultad discernir cual es la información que es realmente útil y cual no lo es. Incluso llegaría más lejos, ya no podemos reconocer en un 70% de las ocasiones si la información es real o no.

Las fake-news no son algo nuevo. Desde hace décadas se ha jugado con la desinformación del ciudadano mediante campañas de noticias falsas cuyo objetivo es la creación de corrientes de opinión. En otras ocasiones lo que se producen son errores de transcripción que falsean el contenido de la información haciendo que llegue desvirtuada al destinatario. También está el caso de los rumores que llegan a ser noticias sin que nadie haya contrastado adecuadamente su origen o fundamento.

Un problema adicional es que en la actualidad Internet se ha convertido en la primera fuente de información de los ciudadanos. La incapacidad para discernir entre la noticia veraz y la fake-news provoca que la opinión pública sea maleable. Hay ejemplos de campañas de desinformación (fake-news) que han tenido un éxito más o menos reseñable. Tales son los casos de la guerra de Irak (en realidad, casi todas las guerras), la campaña electoral de los Estados Unidos en 2016 en la que ganó Donald Trump, la campaña del Brexit en el Reino Unido o las campañas para fomentar la independencia de territorios (como el caso de Cataluña en España). En todos estos casos ha existido una meticulosa preparación de la desinformación. Las redes sociales, la deriva de muchos medios de comunicación y, sobre todo, la facilidad para que se pueda compartir la información en cualquier canal, hacen el resto.

Creo que este es un buen momento para reivindicar el cómic como un medio generador de conciencia y opinión, que son los mejores antídotos contra la desinformación. La noticia se basa en los hechos (reales o no, comprobables o no) mientras que el cómic se basa en una visión subjetiva del dibujante. Cuando el autor crea cada una de sus viñetas, plasma su punto de vista sobre la realidad y la transmite al lector, quien la interpreta y valora desde sus propias convicciones. Es definitiva, genera conciencia. No hay posibilidad de que haya mentira en una viñeta, pues se trata de algo subjetivo, resultado de una reflexión del autor.

La noticia, por su parte, no es interpretable. Es una información que debe ser veraz. El lector, en este caso, la asume como cierta y la incorpora como parte de la realidad. Consecuentemente, si se tratara de una fake-news, el lector viviría en un escenario manipulado.

A veces pienso que todos aquellos a los que hemos elegido para que nos gobiernen, en realidad nos están haciendo vivir en una inmensa nube de fake-news para así poder hacer lo que les viene en gana.

Y creo que no voy muy desencaminado.


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