La satisfacción de escribir/dibujar un libro

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La satisfacción que puede embargar a cualquier persona
cuando publica un libro tras cerca de un año de trabajo con el guión, los
bocetos y las ilustraciones, solo es comparable con el alumbramiento de un
hijo. Si, además, encuentras a algún lector que es capaz de apreciar no solo el
contenido, sino el esfuerzo para llegar hasta ahí, entonces has triunfado de
verdad.
Hace pocos días estaba de vacaciones en Almería, paseaba
cerca del puerto cuando, inesperadamente, una voz me dijo:
– Acabo de terminar tu libro. Estoy emocionada. Creo que es
lo más bonito que he visto en mi vida.
Obviamente, tras un inicio como ese, no tuve por menos que
pararme a hablar un rato con aquella persona. Nos sentamos en una cafetería
cercana. Y escuchándola con detenimiento, me di cuenta de que, en efecto, había
sabido captar toda la esencia del guión, las ilustraciones, los detalles de los
diálogos, la gama de colores. En fin, estaba perplejo, pues parecía saber más
sobre mi libro que yo mismo.

Es cierto que cuando abordas un nuevo proyecto la ilusión te
embarga hasta tal punto que apenas duermes, pues pasas la noche pensando en
todo lo que tienes por delante. La historia todavía puede moldearse a tu gusto,
los diálogos pueden fluir a tu antojo y las ilustraciones… ¡Ah las ilustraciones!
Son la máxima expresión de la creatividad. Solo tú y tus lápices para dar
rienda suelta a todo lo que tienes en la cabeza.

Cuando han pasado meses de trabajo y ya estás inmerso en las
labores, siempre tediosas, de corregir página a página todo el contenido, todo
ha cambiado. Llegas a aborrecer a tu propio libro más que si fuera de la
competencia. Según he escuchado alguna vez, solo cuando odies tu libro, será
cuando esté realmente acabado.
Pero, volviendo a Almería. Tras cerca de media hora hablando
de mi recién publicado libro con aquella persona, no pude contenerme y se lo
dije abiertamente:
– Mamá, está bien todo lo que dices, pero creo que se nota
que soy tu hijo.
Bueno -pensé-, el caso es que se lo había leído.
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